The Cynics – Twelve Flights Up (1988)

Género: Garaje

Americanos de Pittsburgh nacieron en 1984 con el boom revival sixtie. Para los pocos que los conocemos son un todo, una referencia, a muchos ni les suena el nombre. Y hablo en presente porque tras una larga temporada sin dar señales de vida, ahora en este milenio, han vuelto.

Pero vayamos por orden, ¿de qué hablo? Pues del segundo disco de sus (creo) 10 álbumes. De una banda bastante fiel a su estilo: garage rock adobado de R&B y notables dosis de punk de los 66 o de los 77… aunque en este disco se muestran más psicodélicos y poperos que nunca. Seguramente por eso es mi preferido.

En este álbum consiguen evocar a sus ancestros Sonics de forma irónica y divertida con el trasfondo fuzz de la guitarra de Gregg Kostelich y la inconfundible voz de Michael Kastelic. Por momentos suenan hasta grunges, pero en este disco el equilibrio entre oscuridad de garito de tres al cuarto, y la frescura que le aporta el pop y la psicodelia es total.

No hay rodeos, son directos, primitivos, hasta incendiarios. Por eso sus directos son mayúsculos. Asistir a un concierto es la forma ideal para caer en sus redes. Al menos eso pude comprobar hace quince años, y eso dicen quienes los han visto hace poco. Si tenéis la ocasión, no os los perdáis. Nunca han sido grandes ventas, ni seguramente les interesa, pero han flotado en un océano que engulle todo tipo de corrientes musicales y modas, especialmente aquellas rockeras de los ochenta.

No voy a esconder que tal género musical me resulta ya lejano, quizás algo caduco, pero seguramente será porque lo viví bastante intensamente en su momento (hasta formo parte de su club de fans, jeje cosas de la edad). Por eso os lo traigo para quienes no tuvieron el gusto lo puedan catar. Es un estilo de música donde este álbum resulta una referencia que no hay que descuidar.

The Cynics compartieron gustos y estética sixties con grupos vecinos como Lyres, Chesterfield Kings, The Miracle Workers, Fuzztones… o internacionales como los suecos Nomads, los australianos Scientists… o los españoles Sex Museum.

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